domingo, 17 de febrero de 2013
Me siento en el banco de una plaza, no sé cuánto tiempo pasó desde que salí, pero ya es de noche. Sigo dándole vueltas a una idea.
Relámpago.
Durante los segundos que tarda en escucharse el sonido de un trueno respecto de la luz de un rayo, pienso en el timing: el momento exacto, sincronizado.
-¡Si ese instante no coincide, se va todo a la mierda!
Trueno.
Empieza a llover de manera torrencial sobre mi cabeza. Miro al cielo. La lluvia me moja de cuerpo entero, y más. El agua atrae agua: lloro.
Para no ser menos.
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