domingo, 17 de febrero de 2013


Me siento en el banco de una plaza, no sé cuánto tiempo pasó desde que salí, pero ya es de noche. Sigo dándole vueltas a una idea.

Relámpago.

Durante los segundos que tarda en escucharse el sonido de un trueno respecto de  la luz de un rayo, pienso en  el timing: el momento exacto, sincronizado.

-¡Si ese instante no coincide, se va todo a la mierda!

Trueno.

Empieza a llover de manera torrencial sobre mi cabeza. Miro al cielo. La lluvia me moja de cuerpo entero, y más. El agua atrae agua: lloro.

Para no ser menos.



No fue tan difícil: salir un poco, tomar aire fresco.
Suelo pasarme las horas en casa escuchando algo de música, escribiendo un poco, leyendo. No tengo televisión y no me interesa. Sé que eso suena un poco snob. Así es: soy snob.

La calle estaba soleada, estaba bueno para caminar.
En el correo había diez personas delante de mí; sabía que eso era una posibilidad. La precaución me obligó a llevar un libro: “Ahora o nunca” de Zelarayán, (Zelarayán murió hace un tiempo).
Por la tarde tenía pensado ir al cine; solo.

-¡El que sigue! -dijo la mujer del mostrador.

Envié la carta certificada; para que llegue, para que no haya dudas.


Mi propio árbol

Llueve*: se forman burbujas mientras recopilo hojas escritas de este año.

(*) Corté el pasto un minuto antes de que se haga más verde.


-mientras escucho un disco viejo:

-¡♪♫♪!


Me ducho brevemente  después de mojarme –intencionalmente- con la lluvia.

-escalofríos siento.

Compro: bebidas para un brindis.

Compro: regalos, pequeños, de moños.


Corto, del árbol, las ramas más más secas…

Las echo al fuego; y al fuego hecho, las hojas escritas este año.


jueves, 7 de febrero de 2013


El humo


Roza lubricando la pendiente.

-Folículos eréctiles bajo la manga desnuda-

Lengua toma forma de un abdomen…

En lóbulos parietales pequeños cortes de diamante,

Drenando: la palabra a tiempo.



Seis dedos en la mano apuntando a un apetito

-crece un nuevo corazón sanguíneo-

Hincar los dientes en un cuello retorcido,

Chupar secretos dormidos,

Chocar los cuerpos.



Labios de saliva toman la temperatura:

Explotando  panales en el vientre.

Y los ojos de vidrio cerrados

-Aguantando largar: el humo-

Antes de encender el cigarrillo.